Por: Miguel Godos Curay
La vida de Paita no se explica sin el intenso tráfico portuario que diversifica sus actividades económicas. La lógica rentista, que busca el máximo beneficio con el menor esfuerzo, no lo entiende. Tampoco comprende que desarrollar el puerto es un proceso paralelo al desarrollo de la ciudad. La propia dinámica del ordenamiento territorial apunta en esta dirección. Las tendencias económicas globales por eso revalorizan el espacio y permiten que los beneficios económicos resultantes se expandan y mejoren la calidad de los vivientes de un territorio.
Fácil es privatizar con la falsa premisa que sostiene que el puerto no es rentable. Lo es con creces y puede aumentar sus beneficios con un aliado estratégico que aporta capital fresco y permite disponer, en condiciones ventajosas, de un puerto competitivo. Anualmente se movilizan 200 millones de contenedores entre los puertos más grandes del mundo lo que demanda condiciones logísticas óptimas, sistemas de seguridad no intrusivos tipo scanner y una plataforma de servicios aduaneros eficiente. La meta para potenciar Paita debe ser una alianza con el capital en las mejores condiciones.
La gestión portuaria es un desafío irrenunciable para un país en desarrollo. Por eso en los últimos cinco años se han realizado obras de mejoramiento portuario en todo el mundo. Se ha ensanchado el Canal de Suez, se ha mejorado el puerto de Los Angeles con una inversión del orden de los 600 millones de dólares y 46 nuevos puertos con inversiones de dos mil millones de dólares.
Contra la lógica privatista geopolíticamente para un estado resulta de importancia estratégica contar con varios puertos en operación conforme a su vocación productiva. La predica neoliberal ignora, por ejemplo, que en los propios Estados Unidos, trece estados del sudeste, se han unido superando sus diferencias políticas internas para definir un sistema estratégico de puertos, aeropuertos, ferrocarriles y rutas convencidos que por su territorio se moviliza el 70 % del comercio hacia América Latina. Los propios capitalistas convocan al capital -sin renuncia de soberanía- para ser competitivos. A nosotros se nos quiere vender el cuento de entregar, sin más ni más, el puerto. No es así.
Desconectar a Paita de su puerto es privarlo de la posibilidad de su desarrollo económico a futuro. Y a la propia región de una salida para su comercio intensivo. Las posibilidades de desarrollo están ahí pero también los desafíos que importa el mejorar las condiciones de vida de los pobladores. El tratamiento urgente a la contaminación ambiental producto de la sobre explotación pesquera. Y a la necesaria recuperación de la bahía y protección de sus áreas naturales de la rapiña de quienes finalmente se apoderan, favorecidos por la corrupción, de sus balnearios.
Hoy en el mundo la logística y el capital humano son claves. Chile, por ejemplo, viene desarrollando con el Banco Mundial un programa piloto llamado “Chile Califica” que capacita a no menos de 600 personas para la atención de buques cruceros. Se brinda capacitación a los conductores de taxis, chefs y hasta los operadores turísticos. Este esfuerzo permite que Chile capte el 0.5% del turismo de cruceros a nivel mundial con ingresos anuales, por temporada, que superan los 80 millones de dólares. En este caso el turismo es compatible con el transporte de carga. Una experiencia nada despreciable que nosotros podríamos replicar. ¿Entendieron?
La vida de Paita no se explica sin el intenso tráfico portuario que diversifica sus actividades económicas. La lógica rentista, que busca el máximo beneficio con el menor esfuerzo, no lo entiende. Tampoco comprende que desarrollar el puerto es un proceso paralelo al desarrollo de la ciudad. La propia dinámica del ordenamiento territorial apunta en esta dirección. Las tendencias económicas globales por eso revalorizan el espacio y permiten que los beneficios económicos resultantes se expandan y mejoren la calidad de los vivientes de un territorio.
Fácil es privatizar con la falsa premisa que sostiene que el puerto no es rentable. Lo es con creces y puede aumentar sus beneficios con un aliado estratégico que aporta capital fresco y permite disponer, en condiciones ventajosas, de un puerto competitivo. Anualmente se movilizan 200 millones de contenedores entre los puertos más grandes del mundo lo que demanda condiciones logísticas óptimas, sistemas de seguridad no intrusivos tipo scanner y una plataforma de servicios aduaneros eficiente. La meta para potenciar Paita debe ser una alianza con el capital en las mejores condiciones.
La gestión portuaria es un desafío irrenunciable para un país en desarrollo. Por eso en los últimos cinco años se han realizado obras de mejoramiento portuario en todo el mundo. Se ha ensanchado el Canal de Suez, se ha mejorado el puerto de Los Angeles con una inversión del orden de los 600 millones de dólares y 46 nuevos puertos con inversiones de dos mil millones de dólares.
Contra la lógica privatista geopolíticamente para un estado resulta de importancia estratégica contar con varios puertos en operación conforme a su vocación productiva. La predica neoliberal ignora, por ejemplo, que en los propios Estados Unidos, trece estados del sudeste, se han unido superando sus diferencias políticas internas para definir un sistema estratégico de puertos, aeropuertos, ferrocarriles y rutas convencidos que por su territorio se moviliza el 70 % del comercio hacia América Latina. Los propios capitalistas convocan al capital -sin renuncia de soberanía- para ser competitivos. A nosotros se nos quiere vender el cuento de entregar, sin más ni más, el puerto. No es así.
Desconectar a Paita de su puerto es privarlo de la posibilidad de su desarrollo económico a futuro. Y a la propia región de una salida para su comercio intensivo. Las posibilidades de desarrollo están ahí pero también los desafíos que importa el mejorar las condiciones de vida de los pobladores. El tratamiento urgente a la contaminación ambiental producto de la sobre explotación pesquera. Y a la necesaria recuperación de la bahía y protección de sus áreas naturales de la rapiña de quienes finalmente se apoderan, favorecidos por la corrupción, de sus balnearios.
Hoy en el mundo la logística y el capital humano son claves. Chile, por ejemplo, viene desarrollando con el Banco Mundial un programa piloto llamado “Chile Califica” que capacita a no menos de 600 personas para la atención de buques cruceros. Se brinda capacitación a los conductores de taxis, chefs y hasta los operadores turísticos. Este esfuerzo permite que Chile capte el 0.5% del turismo de cruceros a nivel mundial con ingresos anuales, por temporada, que superan los 80 millones de dólares. En este caso el turismo es compatible con el transporte de carga. Una experiencia nada despreciable que nosotros podríamos replicar. ¿Entendieron?
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