Editorial de El Comercio, 20.09.2008
Son promisorios los resultados de la visita del presidente Alan García al Brasil, a la cabeza de una delegación empresarial que ha convocado gran interés del empresariado del país vecino. Según ha dicho el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, se podría duplicar el flujo de importaciones y exportaciones con nuestro país (que actualmente bordea los US$3 mil millones), y aseguró que avizora "una centena de oportunidades en el Perú". Corresponde ahora poner los medios para responder a esa ola entusiasta y convertirla en proyectos.
Así pues, vamos en la dirección correcta, por lo que respaldamos la política de apertura e integración comercial que lleva adelante el Gobierno Peruano. Ello, dentro de un esquema oportuno y coherente tanto con los planes de desarrollo nacional cuanto con el nuevo escenario mundial que plantea la compleja crisis financiera.
Ambos países podemos ganar. En cuanto a los brasileños, el Perú les ofrece un amplio abanico de oportunidades de inversión, más atractivo si se considera que somos parte del foro APEC, que reúne a las principales economías de la cuenca del Pacífico y también que en pocos meses implementaremos el TLC con Estados Unidos. Además, territorial y geoestratégicamente nuestro país podría permitir a los brasileños la posibilidad de salir al mercado asiático, en lo que ya avanza en proyectos como la carretera Interoceánica del sur, la vía fluvial Manaos-Yurimaguas-Paita-Asia y una tercera que conectaría con el puerto de San Juan de Marcona.
Hay además una serie de proyectos, sobre todo de energía, agricultura e industria, que interesan sobremanera a los empresarios brasileños, y que podrían asegurarnos un flujo de inversiones considerable. Lo que se necesita ahora es que el Gobierno y los empresarios peruanos sigan trabajando conjuntamente para aterrizar y materializar estas iniciativas, lo que debiera incidir en el sostenimiento de las metas de crecimiento y desarrollo, y de creación de empleo. Como han coincidido ambos mandatarios, García y Da Silva, la mejor manera de responder a la crisis financiera internacional y la eventual recesión es abrirse más a la integración comercial, principalmente a través de tratados bilaterales y asociaciones estratégicas que beneficien a ambas partes.
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